Un francés en la corte del Rey

Esta es la historia de un muchacho de Mullhouse, en el Alto Rin francés, obsesionado con el blues. Los padres de Frederic Koella (1958) quisieron que estudiase violín e hiciese carrera en la música culta, pero con 18 años Freddy lo dejó todo para marcharse a Nueva Orleáns y perseguir su sueño. Es de suponer que fuese en Louisiana donde su camino se cruzó con el de Willy DeVille, en cuya banda permaneció 12 años, los de mayor éxito (al menos comercial) del Rey de los Criollos. El destino quiso que en la primavera de 2003 Bob Dylan anduviese buscando un guitarrista para reemplazar a Charlie Sexton, ex niño prodigio reconvertido en oveja descarriada. En palabras del propio Koella, tuvo «la suerte de ser invitado» a una de aquellas pruebas. No hicieron falta más. Debutó con Dylan el 18 de abril en Dallas. Y justo un año después tuvo que bajarse del autobús por enfermedad. Nada grave en realidad, Freddy se recuperó en pocos meses, pero Dylan, el hombre de los cien conciertos largos al año, no pudo esperar. A día de hoy es un maduro y centrado Charlie Sexton quien vuelve a ocupar el puesto. Pero en la hoja de servicios de Koella figuran 121 actuaciones al lado del mejor songwriter de todos los tiempos. Pas mal pour un garçon du Haut-Rhin!

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